Cambia el orden de despacho: primero consumiríamos la energía sucia de la CFE y hasta el final la energía de fuentes renovables.
Esto frena el proceso de transición energética en México, privilegiando la quema de combustóleo, en lugar de impulsar proyectos de energía renovable como la solar o la eólica.
La transición energética es la opción más efectiva para mitigar el cambio climático y la Reforma Eléctrica propone que la CFE sea la única responsable de este proceso.
El problema está en que la CFE no se caracteriza por impulsar energías renovables:
- Hoy produce menos del 1% de su energía mediante fuentes renovables.
- Hoy produce la mayor parte de su energía a través de fuentes fósiles y altamente contaminantes.
- Utilizan plantas hidroeléctricas para generar energía, sin tomar en cuenta la escasez del agua y sin un plan para asegurar el abastecimiento del campo, pueblos y ciudades.
Si se aprueba la Reforma Eléctrica, la CFE podría aumentar el uso de combustoleo hasta en 1,109%.